miércoles, 26 de junio de 2013

SEGUIMOS CON LA "HISTORIA" DE UN PUEBLO A ORILLAS DEL GUADALOPE

El aburrimiento del atardecer recorre mis venas en todas direcciones, y como no tengo otra cosa que hacer que vigilar, me entretengo en contar una historia que nada tiene que ver con la realidad, y si lo tiene no es mi intención, esta parte es de antes del "Caspe, Caspe, la de los olivos...", incluso antes de pertenecer al Bajo Aragón, y es posible que antes de llamarse Caspe, esto es producto, como los anteriores capítulos de la fiebre del aburrimiento.


Vamos a seguir con la historia jamás escrita, falta de datos, imaginada y posiblemente falsa.
Dejamos el tema cuando la Edad Media iniciaba su andadura, y dura debió de ser, en aquellas fechas lo mejor era elegir nobleza o iglesia, si no te tocaba estabas “jodido”, a trabajar al campo y si no a la guerra, a defender no se sabe bien que cosa, bueno las conquistas terrenales de los señores, que para eso lo eran
Lo bucólico de esa época es un invento actual, música por las calles, mercadillos bien surtidos, festivales, risas y buena comida, ¡qué bien se ve ve mil años después!.
La realidad debía ser otra, lo justito para comer y trabajar para que los nobles vivieran a cuerpo de rey.
Si que parece había una excepción, el pueblo que caía en manos de la iglesia, especialmente de las órdenes guerreras, el caso de Caspe, estos exigían el “diezmo” que venía a ser una décima parte de todo, y los campesinos como no sabían de letras ni números se hacían el loco y lo del diezmo se debía quedar en algo o mucho menos, a los frailes ya les iba bien así, de esta forma se podían ocupar de las cosas del espíritu y en construir conventos iglesias ermitas y otros edificios para mayor gloria de Dios, y de esta forma garantizarse su salvación eterna, que se ve no las tenían todas consigo.
Al pobre le convencieron que en este breve paso por la vida se venía a sufrir y cuanto más se sufriera
mayores serían las posibilidades de alcanzar la gloria y la vida eterna en el paraíso, y hasta es posible que se lo creyeran, pero los que tenían más conocimientos, por lo que pudiera pasar se hacían construir grandes tumbas dentro de las iglesias que habían mandado hacer para agradar a Dios, y se garantizaban la necesaria descendencia para que les hicieran misas para lavar sus pecados.
En esto que llegaron a Caspe, cuando fuera, los de la Orden de San Juan de Jerusalem, frailes con muy mala leche, y al frente Juan Fdez de Heredia, rico hombre que compró el pueblo para que le sirviera de tumba, para ello amplió una pequeña ermita para convertirla en Colegiata y como para ello hacía falta sacerdotes construyó el convento y los alojó junto a la Iglesia, así la podían proteger.
Este fraile eligió Caspe pero estuvo dando mamporros a los moros por el Mediterráneo, se hizo imprescindible para el Papa Clemente que le regaló un cáliz y un fragmento de la Veracruz, que todavía se conserva, este dato está constatado y confirmado, y él lo legó al pueblo que iba a albergar su panteón funerario.
Corría el siglo XIV, a finales cuando falleció en Avignon, en tierras francesas, pero se le trasladó a la Colegiata de Caspe y se le construyó una tumba de alabastro que duró hasta 1936, ya bien entrado el siglo XX.
Y con esta situación nos acercábamos al siglo XV, en 1410, cuando al rey de la Corona Aragonesa no se le ocurrió otra que morirse sin descendencia directa, a pesar de los intentos de hacerle procrear, estaba demasiado obeso, bueno gordo, y nada de nada, ni siquiera con joven doncella con la que fue desposado, aquello no subía ni con inyeciones de hormigón armado, así que no se le ocurrió otra cosa que decir que me suceda: “el que tenga más derecho”.
Y así lo dejó, corría el año 1410, no se pudo completar aquello de “A rey muerto rey puesto”, y como los aragoneses somos muy legales y nos gusta hacer bien las cosas conforme a derecho, nos o mejor, se pusieron manos a la obra, empezó de esta forma a gestarse el Compromiso, el mayor acontecimiento de la historia de Caspe, y de Aragón y de las colonias al otro lado del Mare Nostrum.
Se buscó a los que podían tener derecho, y se encontró a media docena, pero al final quedaron dos, parece ser que fue el inicio de bipartidismo.
Pero esto del bipartidismo lo dejaremos para cuando lleguemos al siglo XX, cuando abordemos la historia contemporánea.



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