jueves, 25 de julio de 2013

UNA DE TRENES Y CALOR

último modelo de tren para circular por la línea de Caspe
Otro día de verano, un poco más caluroso si cabe, tal vez el más, estamos en verano y suele hacer calor, lo malo serían estas temperaturas en diciembre o enero, mientras se den en julio es que todo marcha más o menos como debe.
En verano el estío se convierte en hastío se deja pasar los días y la siesta es el objetivo, de ahí que en los países sin siesta hayan avanzado un poco más, el frío estimula el pensamiento, el calor las ganas de beber cerveza y descansar a la sombra fresquita en cualquier orilla de río o en su defecto en habitación climatizada.
No se tienen ganas ni de pelear por buenas causas, quien más quien menos hoy está pensando en que dentro de seis días empiezan sus vacaciones mientras otros tienen el mismo plazo para finalizarlas, así que los unos por los otros la casa sin barrer.
Son las siete de la tarde y todavía el sol cae de justicia, ayer nos acostamos con una terrible noticia, y nos hemos levantado con una evaluación de la desgracia mucho mayor, ochenta personas han perdido la vida, impudencia, mala conservación de la red ferroviaria, falta de medidas de seguridad, por aquello del ahorro, ¿quien sabe?, el resultado es lo terrible, ochenta personas se han dejado la vida llegando a Santiago, seguro que algunos con el objetivo de pasar el día del santo en sus calles y monumentos, tal vez para ver el botafumeiro que nunca llegarán a ver o pasar por detrás del santo por curiosidad o para pedir alguna ayuda divina, no llegaron, se quedaron a tres kilómetros de su destino.
Esta mañana he estado en la estación de Caspe, esperando la llegada del tren que viene de Barcelona y tiene como destino final Madrid, su hora de llegada eran las 12.24, entraba en la estación de Caspe a las 12.56, lo malo de esto no es que hoy haya llegado con retraso, es que lo hace a diario desde que se inició la amenaza de la desaparición de algunos trenes en la zona.
Hay algo curioso, los problemas están en el tramo entre Ribarroja y Fayón, en la zonas de mayor concentración de túneles, curioso, entre el último pueblo catalán y primero aragonés, según en el sentido que se circule.
En este tramo parece que las medidas de seguridad no son las óptimas, antes si lo eran, y así que el convoy circula a escasos 5 Km/h en el interior del túnel, incluso se para, resultado, retrasos entre 20 y 50 minutos, y los viajeros echando las muelas, y los que esperan para coger el tren mirando el reloj por si llegarán a tiempo para las gestiones para las que se desplazan.
Eso si, una voz anodina, metálica, anuncia por megafonía cada cinco minutos que el tren viene con retraso, y cada mensaje amplía el retraso de llegada, en la sala de espera conformidad, resignación, “¡ya llegará!”, se dicen los unos a los otros.
Una docena de viajeros esperan tomar el tren, y esperan que hoy esté limpio, al parecer, especialmente los baños dejan mucho que desear, el viajero entra en el baño y sale a continuación sin hacer uso del mismo, al fin es poco más de una hora y media, lo malo es para el que va a Madrid, ese tendrá que aguantar un poco más.
Es posible que esta sea la forma de quitar el servicio, cuando la gente harta deje de utilizar el tren como medio de desplazarse, procedentes de Barcelona llegaban ocho viajeros, una de ellas indignada: “voy a pedir que me devuelvan el dinero del billete, si no cumplen no tengo porqué cumplir yo”, y se dirige a taquilla con gesto airado.
El resto no dice nada, han llegado los unos y han partido los otros, cada uno sigue su camino, los más dicen: ¡y que dure!.
La vida sigue, el calor aumenta, el mes de julio se nos escapa, agosto está en el punto de mira, la playa, la montaña, el caribe, las islas del índico, EEUU, una vuelta por las ciudades imperiales europeas, los mares del sur, objetivos vacacionales, unos pocos, el resto fresquitos en casa y como mucho Peñíscola y Salou.
Y en septiembre curso nuevo, unos avanzando, otros a repetir, otros abandonar.
“La vida sigue igual........”

que cantaba Julio Iglesias

sábado, 20 de julio de 2013

LA TORMENTA DEL CLUB NÁUTICO

Archivo: bendición embarcaciones en aguas Mar de Aragón
Nos acercamos al final de julio, mes caluroso por excelencia y con dos celebraciones que marcan el ritmo fiestero de este mes de temperaturas calurosas.
San Cristóbal, la fiesta de los chóferes, fiesta en tierra, de secano, con juegos verbenas partidos de fútbol y la parte más multitudinaria, “La bendición de vehículos”, así como la más emotiva la entrega de volante de oro a un profesional de la carretera distinguido por sus propios compañeros.
La semana siguiente le toca el turno a los acuáticos, los marineros, estos la celebran en remojo, como corresponde.
Procesión terrestre, desde la ermita de San Bartolomé, en pescadores, procesión náutica, por aguas del embalse junto al puerto deportivo de Pescadores, bendición de los barcos y también imposición de distinciones, en este caso representadas por un ancla.
Con estas dos efemérides festivas nos vamos preparando para las de agosto, las patronales y de esta forma damos carpetazo fiestero al verano.
Las últimas todavía no han llegado, y cuando lo hagan lo harán sin el suficiente entrenamiento, habrá faltado la etapa de la fiesta náutica en honor a la Virgen del Carmen, patrona de los hombres y mujeres de la mar.
Tocaba este sábado y no ha sido posible, se ha suspendido, una resolución de alcaldía parece que ha sido el motivo por el que la directiva del Club Náutico ha decidido dar carpetazo a la fiesta.
Esto no es sino la parte visible del iceberg, con el club náutico hay problemas, convenios no firmados, palabras dadas que parece no se quieren reconocer, inversiones del propio club, importantes, que ahora nadie sabe que va a pasar, oscuros motivos.
Y nadie está libre de culpa, si el PSOE tenía intención de solucionarlo, tuvo dos años de tiempo, el CPC lo mismo y ahora el PP, qué decir del PAR, pero nadie parece querer dar la cara, y mientras tanto los del náutico sin saber a que atenerse.
Vaya imagen que se está dando, hay muchos socios que no son de Caspe pero optaron en su momen6to por confiar en esta ciudad para dar rienda suelta a sus aficiones náuticas, y ahora se ven en un conflicto que seguramente les hará buscar horizontes más tranquilos, ya lo ha hecho más de uno.
Se nos llena la boca hablando de las posibilidades del Mar de Aragón, del motor que puede suponer y a continuación no hacemos sino mala fama, falta de seriedad.
En las instalaciones del náutico, la Comarca, a través de su Plan de Dinamización, invirtió pasta gansa, unos 300.000 €.
y ahora nos metemos en conflictos de quien es el concesionario, si desde el Ayuntamiento no se está de acuerdo con la gestión de los actuales dirigentes deben denunciar el convenio, otra cosa es que los motivos no sean demasiado claros, que también puede ser.
El PSOE debe justificar el porqué no llegó a firmar en su día un convenio que estuvo sobre la mesa, y muchos meses, o es que también había otros motivos ocultos.
El Náutico debe hacer público sus razones, los documentos que avalen la legalidad de estar donde están, y si no es posible acuerdo entre las partes que decidan los jueces, que en Caspe tenemos mucha práctica en llevar cosas a los tribunales.
Nos estamos jugando el prestigio de la administración del recurso turístico del Mar de Aragón, y ahora no es momento, se está a la espera del acotamiento del embalse, ahí puede haber una cuestión económica importante, no quiero creer que todo esté relacionado y que se pretenda controlar por muy pocos los recursos que son de todos.
Algo no huele bien en este asunto, el pescado empieza a descomponerse antes de sacarlo del agua, lo malo del asunto es que como es costumbre en este país aquí no da explicaciones nadie en asuntos que son públicos, con recursos públicos.

Un tema que podría dar trabajo, más del que se pueda suponer, pero hay que tener voluntad de compartir y no quererse llevar todos los beneficios.

lunes, 8 de julio de 2013

UN TIRO DE PIEDRA

Hace unos cuantos años, más bien décadas, debía rondar los trece o catorce años, un día de julio, de aquellos años cuando hacía calor y no había olas de calor, cuando la TV era en BN y el tiempo lo daba Mariano Medina, y nos contaba lo de las isobaras, el anticiclón de la Azores y esas cosas de la meteorología, y lo hacía con naturalidad, sin alarmar a nadie, sin poner en vilo a los abuelos con las medidas para no palmarla con la ola de calor.
Decía que era julio, las tres de la tarde, unos cuarenta grados a la sombra, sin gorra para cubrir la testa, y con otro amigo se nos ocurrió la idea, brillante, de ir al desvío, a los túneles del Guadalope, con la intención de darnos un baño, el sol caía a plomo, pero como desconocíamos lo de las “OLAS”, pues tan ricamente, andando bajo el sol por el camino de Rimer con destino a la desembocadura del Guadalope.
Debíamos llevar dos o tres kilómetros, como mucho, y ya nos parecía que estábamos atravesando el Sahara, aquello era interminable, nadie en el camino, nadie en los campos, soledad, los dos andando bajo el implacable sol, y que aquello parecía no tener fin.
Bajo un árbol, a la sombra, un señor, que nos pareció muy mayor, nos preguntó que dónde íbamos con el calor que hacía, ¡al desvío!,contestamos, nos miró con cara perpleja, aprovechamos para preguntar si faltaba mucho, ¡no que va a un tiro de piedra!, y seguimos con ánimos renovados, buscando las sombras, tan escasas, pero aquello estaba cerca, ¡a un tiro de piedra!.
Descubrimos que los tiros de piedra pueden ser muy largos, y que ni siquiera estábamos a medio camino, ¡joder el abuelo como dispara las piedras!, nos íbamos diciendo, seguimos caminando hacia nuestro objetivo.
Cuando llegamos, no tuvimos ánimo para bañarnos, solo para iniciar el regreso lo más rápido posible, la temperatura ya había bajado, unos dos grados.

Del regreso no recuerdo nada, es ahora cuando oigo las recomendaciones, que me digo, ¡que barbaridad hicimos aquella tarde de julio!, y sin agua, sin sombrero para cubrir la cabeza, no tuvimos golpe de calor, ni deshidratación, solo que nunca más volvimos a intentar una travesía a esas horas en verano, y pasadas unas décadas me mantengo, ya tuve bastante aquella tarde en la que descubrí que un tiro de piedra en Caspe puede resultar muy largo, y que en verano y especialmente en julio, ¡hace mucha calor!.