Hace un año, Caspe estaba inmerso en
plena vorágine de la celebración del Sexto Centenario del
Compromiso, hacía un par de meses que no cesaba la actividad,
charlas conciertos, exposiciones, más charlas, preparativos en las
calles, colocación de murales, elaboración de trajes, todo de cara
a ese revulsivo que se creía iba a ser la celebración y que nos iba
a sacar de miserias.
Faltan tres semanas para el 601
aniversario y nada parece indicar que el último fin de semana de
este mes de junio se vaya a rememorar un año más el “fasto
acontecimiento del echo histórico, “más importante” de la
historia de Caspe: El Compromiso.
Recordemos, que por estas fechas
andábamos alterados por la posibilidad de no tener a punto el C
astillo para la semana grande, andábamos haciendo gestiones para que
al menos el salón fuera visitable, teníamos prisa, “todos”, por
utilizar para los grandes actos del centenario tan magno edificio,
venido a menos a través de los siglos y del que apenas quedan cuatro
piedras originales.
Las obras poco tenían que ver con una
fortaleza medieval, había quedado más bien como una recreación más
o menos acertada de lo que en su día pudo ser la sala de armas donde
se reunieron los nueve compromisarios para decidir quien sería el
rey de la Corona Aragonesa.
A muchos nos gustó, y en mi caso, me
sigue gustando la decisión adoptada de recrear más que reconstruir
esa pequeña parte de lo que su día fue una fortaleza.
Estábamos tan inmersos en nuestra
lucha por poder enseñar el castillo que no pensamos en que uso le
íbamos a dar para el futuro.
Y sigue igual, unos días de jornadas
abiertas en Navidad y ahora gracias a la generosidad de algunos
miembros de la Asociación de Amigos del Castillo, que emplean su
tiempo para realizar visitas se puede ver los fines de semana.
Un edificio sin contenido, si está el
continente, un edificio que aunque duela no sirve para nada, ni se ha
celebrado la sesión prometida de la DPZ ni se le ha dotado de un
mínimo de interés para los visitantes, aparte de ver una
reconstrucción “diferente”.
Supongo que algunos estarán en
desacuerdo con esta opinión, y también con el criterio seguido para
dar utilidad a unas ruinas que eran y no otra cosa el Castillo.
Y me alegro de que así sea, sería
preocupante y aburrido que todos opinásemos de igual forma.
A lo que íbamos, el espacio, o
edificio o como quiera llamar le, sigue vacío, tan solo unas
reproducciones fotográficas de algún cuadro y si no lo han quitado
un caballete con unas breves explicaciones del proceso de las obras.
Se está perdiendo la oportunidad, por
ejemplo de realizar los plenos comarcales, quedarían muy solemnes,
ya que la comarca es poco solemne al menos le daría realce a esos
plenos que van dando tumbos por ayuntamientos cines y otros espacios
a lo largo y ancho de los pueblos de la comarca, no de todos, que
algunos han declinado el “honor” de acoger a los señores y
señoreas consejeros y consejeras.
De paso la comarca podría hacerse
cargo del amueblamiento, también se podrían haber realizado alguna
actividad con motivo del 601 aniversario, no vayamos a dejarlo para
el siguiente centenario que estaremos todos un poco acartonados.
También cabría alguna exposición, el
prometido y comprometido pleno de la DPZ, alguna actuación musical,
incluso teatral, y como no, en cada celebración de aniversario un
acto oficial de recibir a los compromisarios o algo así.
Es posible que algo de esto se haya
previsto pero como nadie dice nada, ahí dejo el reto, si quieren
escuchar bien, y si no también.
Al fin y a la postre, la fiesta del
Compromiso, que es eso, se hace en la calle, que es donde debe estar,
y la hacen las gentes que son los que deben hacerla, el administrador
quieto en la mata, que en esta ocasión es donde debe estar,
conseguir el presupuesto, que es su cometido, y no poner trabas.
Así todos contentos, los unos porque
les dejan hacer y los otros porque con salir a lucir palmito es
suficiente, y quede claro que en 2012, el que suscribe es lo que hizo
lucir traje y banda, poca cosa más.
Bienvenido 601 aniversario y que
cumplas muchos más
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