Ya ha pasado, 7 de noviembre, son las
ocho de la tarde, seguramente los príncipes de Asturias ya estarán
en su casa, es hasta posible que ya ni se acuerden de esta jornada
que para ellos no es sino otra de trabajo, y seguramente igual a
cualquier visita de las que realizan por la geografía española.
Han pasado un par de horas en esta
ciudad que nuevamente ha salido a la calle, de la misma forma que lo
hicieron el 21 de octubre de 1993, cuando se recibió la Regia
visita.
Hay alguna diferencia con la de 1993,
ha sido más cercana, hay que reconocerlo, y más larga, los reyes
apenas superaron los cincuenta minutos, hoy casi dos horas, y sobre
todo me ha dado la sensación de más cercanía, aún con las vallas
por delante, se han acercado a saludar a multitud de personas que
llenaban la calle Mayor y la Plaza Compromiso, se han parado y han
saludado no solo dando la mano sino con alguna palabra.
Que no tenían la prisa de 1993 ha
quedado patente en el baile del Bolero, “sus majestades” vieron
la versión reducida, apenas un minuto, esto requirió mucha destreza
por parte de cantadores tocadores y bailadores, fue endemoniadamente
rápido, no había tiempo para más.
“Sus altezas”, disponían de más
tiempo y las rondallas se han tomado el tiempo necesario para
interpretar el Bolero a su ritmo y en su tiempo, algo hemos ganado.
En cuanto a la decoración, lavado de
cara, pintado y alicatado de Caspe, también hemos ganado, tal cual
estaba, sin trampa ni cartón, con sus baches de diario, eso si las
calles limpias como los chorros del oro, las que iban a circular y
pisar, las otras como siempre.
En 1993, apenas un par de docenas de
ciudadanos estuvieron en el salón de actos en la recepción, hoy
180 invitados en la Colegiata.
El párroco de entonces, Jesús A.
Barberán, se vistió de corto, con chaqueta y alzacuello, el de hoy
Sergio Alentorán lucía, galas, de sotana hasta los pies.
Tanto el príncipe como la princesa se
han fotografíado con todo aquél que se lo ha pedido.
El tiempo ha sido benévolo, pintaba
lluvia, no ha llegado, en 1993 sopló cierzo y vaya si lo hizo,
además los discursos fueron el el Pórtico, y el cierzo dificultó
la lectura, los papeles se movían demasiado, a excepción de José
Marco, presidente a la sazón, gracias a una moción de censura, a
Marco no se le canteó ni un papel, los llevaba plastificados en
duro, y la gomina cumplió su cometido, conservar el peinado.
Los reyes inauguraron plaza, los
príncipes castillo.
Han visitado el Hospital de Santo
Domingo y el Ayuntamiento, han salido al balcón y han solicitado
saludar a las rondallas, parece que les ha gustado el Bolero, y las
rondallas han tocado cantado y bailado como una sola, hacía más de
20 años que no sucedía, igual de esta sale un compromiso y se unen.
Ya se ha acabado, el 7 de octubre ya es
historia.
Ahora solo hace falta hacer el recuento
de cuantos republicanos, auténticos y conversos, han salido a la
calle para ver a la representación de la Corona Real Española, a
cuantos han saludado y dado la mano, será interesante escuchar las
excusas, las de siempre, pasaba por ahí, él es quien me ha ofrecido
la mano, había que estar en primera fila para ello, , en fin, lo de
siempre.
Y los monárquicos que no se lavarán
la mano en una semana.
En la calle se oía, ¡qué guapa es
la princesa, qué alto el príncipe!, la gente lucía galas de
fiesta, zapatos limpios y seguro que muda nueva.
Caspe estará presente mañana en los periódicos, esta tarde ha sido protagonista en TV, saldrá en informativos, pasado mañana ya casi nadie se acordará y nos volveremos a quejar de lo sucio que es el pavimento de la calle mayor, de lo sucias que están las calles, de los políticos que se llenan los bolsillos, de los recortes, el día a día de Caspe que hoy ha tenido una tregua con la visita de la Casa Real en las personas de los Príncipes de Asturias
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