Pasan las horas plácidamente, un
hermoso día de otoño, ambiente y temperatura que incitan a no hacer
nada, a dejar vagar la imaginación, mañana dicen que será un día
histórico para Caspe, vienen de visita, casi relámpago, los
príncipes de Asturias.
Hay antecedentes de visitas reales, en
los inicios del siglo XX parece que el rey Alfonso XII, pasó en
ferrocarril y el tren paró en la estación de Caspe, el alcalde la
corporación y vecinos allí estaban para ver al monarca.
En 1993, el 21 de octubre, se recibió
la visita de los Reyes de España, qué diferente la parafernalia a
la visita de mañana.
Durante semanas Caspe se limpió, se
pintó, y se asfaltó, pero cuidado, solo en el recorrido que iban a
realizar los reyes, Ada Chiprana, Gumá, Sta Lucía Pza Heredia y
calle Mayor, la actividad fue frenética, las fachadas se limpiaron y
pintaron, el Ayuntamiento puso a disposición de los vecinos el
andamiaje de forma gratuíta, vamos que Caspe quedó lista para
revista.
La corporación recibió a los monarcas
en el Ayuntamiento, firmaron en el libro de honor, unos pocos fueron
invitados a la recepción, salieron al balcón, se interpretó y
bailó el Bolero de Caspe, se dieron un baño de multitudes en el
recorrido por la calle Mayor hasta la Colegiata, el cierzo apareció
sin invitación, en el pótico se leyeron los discursos del alcalde
Mariano Gómez, del presidente de Aragón José Marco y del Rey, los
papeles casi volaban, los pelos incontrolables, a excepción del pte
del Gobierno de Aragón que llegó con el pelo totalmente engominado
y el discurso plastificado.
Posteriormente fueron hasta la Plaza de
los Reyes, desde aquél día, descubrieron el monolito de piedra y la
declararon inaugurada, de allí al campo de fútbol, donde los
esperaba el helicóptero y a SOS del Rey Católico.
Tantas semanas de preparación para
apenas una hora de visita, tan rápida fue que el Bolero de Caspe
tuvo que bailarse en apenas un minuto.
La visita dejó alguna anécdota,
tendría unos siete años, la hija de un amigo, la tarde anterior
estábamos en un bar de la plaza, y la niña perseguía al padre,
“papá, papá”, decía con insistencia vamos a escribir la carta
a los reyes que vienen mañana y si no tienen la carta no me dejarán
los regalos, “hija mía, que no son los magos, que son los de
España y estos no traen regalos”, decía pacientemente el padre,
la niña insistía, y finalizó, está bien, pero por si acaso vamos
a escribirla, el padre accedió y allí mismo plasmó las peticiones
infantiles en la carta.
La anécdota la conté en la radio a
los compañeros de redacción, y cuajó, tanto que al inicio del
programa la locutora en aquél momento iniciaba así la programación.
“buenos días queridos oyentes,
mañana va a ser un día histórico para Caspe, tras muchos días de
preparación mañana vienen a Caspe sus Majestades los Reyes Magos”,
silencio, la locutora dice, ¡uy, que he dicho!, y queda en silencio,
y así la radio unos minutos sin sonido alguno, tuvimos que
recuperarnos para poder articular palabra.
Y que nos dejaró aquella regia visita,
alcantarillas revisadas, por aquello de las bombas, fachadas limpias
y recien pintadas, la avda Chiprana asfaltada desde la Cruz Roja, y
un repetidor de telefonía móvil, en Caspe lo tuvimos al menos uno o
dos años antes por la regia visita.
Y el baño de señoras de la Casa
Barberán con terciopelo en la taza del WC.
Por aquella época andábamos metidos
en una crisis económica notable, no tan sobresaliente como la actual
y en pocos años se salió y vinieron los años de la abundancia.
Veremos que nos depara el día de mañana, y los subsiguientes.
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