LA PRIMERA MAÑANA
Salí corriendo de la
habitación para ver la calle a través de la ventana, el impacto fue
impresionante, nada, no había calle solo una pared al otro lado con
otras ventanas parecidas a la mía un espacio que pronto me enteré
se llamaba patio de luces, ¿donde estaban las luces? me pregunté.
Iba de sorpresa en
sorpresa, había que ir a la carbonería de la esquina a buscar
carbón para calentar un poco la cocina y hacer la comida, mi madre
me puso el dinero justo envuelto en el pañuelo y me mandó a comprar
con un capazo sucio que había bajo la cocina, llegué exhausto, ¡y
me quejaba de cuando tenía que salir al corral a por leña en el
pueblo!
Mi padre ya hacía horas
que se había ido a su trabajo era el primer día, no sabía muy bien
en que iba a trabajar, pero estaba seguro que siempre sería mejor
que el del campo en el pueblo, aunque nunca le oí quejarse de su
dureza, envejeció muy rápido y mi madre también.
Pero yo era feliz o debía
serlo, por fin llegué al portal de casa en el cuarto piso mi madre
ya estaba impaciente por mi tardanza, encendió el fuego nos
acercamos al calor de la cocina y nos miramos.
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