domingo, 29 de septiembre de 2013

FINAL


Abrí los ojos, todo muy familiar, la habitación, las paredes, la cama, pero tenía una sensación diferente todo era mas grande, la ventana cerrada apenas si dejaba pasar la luz del día pero la cama me daba la impresión que había crecido, y que era mucho mas alta que cuando me había acostado la noche anterior, se estaba bien bajo las suaves sábanas todo era muy cálido, volví a dormirme.

La voz de mi madre me sobresaltó ¡vamos levántate! que perderemos el tren!, estaba soñando, mi madre entró en la habitación y abrió la ventana, yo tenía 10 años y me decía que nos íbamos a la gran ciudad que me tenía que levantar o perderíamos el tren.

No salía de mi asombro, no podía ser ¡estaba soñando!, le dije a mi madre que me pellizcara y me miró como si yo no estuviera allí, anda deja de decir tonterías y levántate que vamos a llegar tarde y no hay otro tren hasta mañana.

No podía ser todo había sido un sueño, o era esto un sueño dentro de otro, tenía la conciencia muy clara de que hoy era el día en que se iba a firmar la venta de mi casa, y de pronto se había convertido en la casa de mis padres, pero es que estaban ahí, reales, vivos, y yo volvía a ser el niño que con tanta ilusión se había ido hace 20 años a la gran ciudad, no podía ser, ¿dónde estaba la realidad? mis primeros años de vida y de mi familia que yo mismo, ( Mi Familia, dejó de serlo apenas culminamos la cuesta desde la que ya no se veía el pueblo cuando nos fuimos hace 20 años).
Ese hombre era como mi conciencia me hacía sentirme culpable no me acordaba de mi pueblo de sus gentes había renunciado a todo me sentí angustiado y solo fueron unos segundos entre mi pregunta y la respuesta del vecino y parecía que había pasado horas

vi. a mi padre pasar frente a la puerta de mi habitación ¡ era él, llevaba la misma ropa de hace 20 años, cuando nos fuimos a la ciudad y abandonamos el pueblo al que mis padres nunca volvieron, mi padre iba cerrando las dependencias de la casa, su mirada estaba perdida su gesto era tosco como si no quisiera irse, igual que hace 20 años, pero ¿qué estoy diciendo? Si yo solo tengo 10 años, ya me parecía a mí que todo era más grande, y mi madre dándome prisa ¡vamos, vamos!, que no llegaremos.

Estaba atónito, no podía creerlo, yo no quería volver a cometer el error de hace 20 años, no quería irme a la ciudad, quería seguir viviendo en el pueblo, sabía que la ciudad no era apta para vivir, lo sabía muy bien había vivido 20 años en ella, y ahora además iba a perder mi casa, la casa de mis antepasados dentro de unas horas habría que firmar la venta y aquí estaba yo soñando con que mi madre me da prisa para irme a la ciudad exactamente igual que hace 20 años, seguro es un sueño, volví a taparme y cerré los ojos esperando despertar de verdad.

¡Pero niño no te he dicho que te levantes!, me increpó quitándome las sábanas, ¡vamos arriba es tarde!, no podía creerlo de nuevo despierto y seguía siendo un niño y mi madre estaba ahí gritándome cuando entró mi padre en la habitación, se sentó en el borde de la cama y me llamó.

¿Qué te pasa? Ayer estabas muy contento de ir a vivir a la gran ciudad, acaso ya no quieres ir a un colegio con calefacción, vivir en una casa con comodidades, estar siempre rodeado de gente, ver mundo, viajar, poder ir al cine, acaso no recuerdas la ilusión que tenías por todo ello, no recuerdas.

No sabía que decir, era mi padre quien me tenía sentado sobre sus rodillas diciéndome algo que no recordaba, mis recuerdos eran de una mirada triste el día de la partida

Vamos vístete tu madre está poniéndose nerviosa no vamos a llegar a coger el tren.

Pero yo no quiero irme, dije, mi madre se quedó petrificada, la mirada de mi padre se iluminó.

Tampoco recordaba nada de eso cuando me fui a la ciudad hacía ahora 20 años, empecé a sospechar que algo no estaba en su sitio.

Mi madre me acarició la cara y vi una lágrima que forzaba por alcanzar el exterior, mi padre miró por la ventana, para ocultar sus ojos llorosos.

No quiero irme, volví a decir en voz alta, quiero quedarme esta es mi casa, aquí está todo lo que quiero aquí estáis vosotros y mis amigos aquí quiero vivir toda mi vida.

No me reconocía yo que había provocado la decisión de mis padres de ir a la gran ciudad para que tuviera mejores oportunidades rechazándola, sin duda no era yo el que hablaba, o seguía soñando.

Empecé a sospechar que estaba despierto, y que todo lo demás si había sido un sueño, la casa no tendría que venderla, no había una empresa que la quería convertir en hotel, nunca había estado en la gran ciudad, ni había ido a la universidad, ni me había convertido en un ser anónimo que solo tenía un sueño el conseguir un apartamento en la playa, todo eso era el sueño y esto realidad, y sabía los que nos iba a pasar si emprendíamos ese viaje, la calle oscura la soledad de mis padres, mis temores, la muerte lenta la causa de su identidad perdida, mi egoísmo, mis éxitos en el trabajo que no eran sino el sacrificio de mis padres.

Lo sabía todo, sabía lo que iba a pasar y tenía que evitarlo, de vivir una vida llena de sorpresas en vez de conocer el futuro, solo debía insistir mis padres me miraban fijo, no daban crédito a mis palabras,

¿Qué has dicho?, que no quiero irme que quiero seguir viviendo aquí, con vosotros y siempre, se abrazaron, me abrazaron, mi padre cogió mi mano la apretó con fuerza con mas cariño del que nunca antes había notado en sus escasas caricias, mi madre se arrodilló me besó, su beso era cálido, muy cálido, y lleno de amor como siempre, pero esta vez fue distinto, había algo distinto.

Los cogí de la mano y fuimos hacia la puerta de nuestra casa, ¡nuestra casa! entraba una luz que me pareció muy cálida,


Que bien se está en casa ¿verdad?, pregunté..

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