Abrí los ojos, todo muy
familiar, la habitación, las paredes, la cama, pero tenía una
sensación diferente todo era mas grande, la ventana cerrada apenas
si dejaba pasar la luz del día pero la cama me daba la impresión
que había crecido, y que era mucho mas alta que cuando me había
acostado la noche anterior, se estaba bien bajo las suaves sábanas
todo era muy cálido, volví a dormirme.
La voz de mi madre me
sobresaltó ¡vamos levántate! que perderemos el tren!, estaba
soñando, mi madre entró en la habitación y abrió la ventana, yo
tenía 10 años y me decía que nos íbamos a la gran ciudad que me
tenía que levantar o perderíamos el tren.
No salía de mi asombro,
no podía ser ¡estaba soñando!, le dije a mi madre que me
pellizcara y me miró como si yo no estuviera allí, anda deja de
decir tonterías y levántate que vamos a llegar tarde y no hay otro
tren hasta mañana.
No podía ser todo había
sido un sueño, o era esto un sueño dentro de otro, tenía la
conciencia muy clara de que hoy era el día en que se iba a firmar la
venta de mi casa, y de pronto se había convertido en la casa de mis
padres, pero es que estaban ahí, reales, vivos, y yo volvía a ser
el niño que con tanta ilusión se había ido hace 20 años a la gran
ciudad, no podía ser, ¿dónde estaba la realidad? mis primeros años
de vida y de mi familia que yo mismo, ( Mi Familia, dejó de serlo
apenas culminamos la cuesta desde la que ya no se veía el pueblo
cuando nos fuimos hace 20 años).
Ese hombre era como mi
conciencia me hacía sentirme culpable no me acordaba de mi pueblo
de sus gentes había renunciado a todo me sentí angustiado y solo
fueron unos segundos entre mi pregunta y la respuesta del vecino y
parecía que había pasado horas
vi. a mi padre pasar
frente a la puerta de mi habitación ¡ era él, llevaba la misma
ropa de hace 20 años, cuando nos fuimos a la ciudad y abandonamos el
pueblo al que mis padres nunca volvieron, mi padre iba cerrando las
dependencias de la casa, su mirada estaba perdida su gesto era tosco
como si no quisiera irse, igual que hace 20 años, pero ¿qué estoy
diciendo? Si yo solo tengo 10 años, ya me parecía a mí que todo
era más grande, y mi madre dándome prisa ¡vamos, vamos!, que no
llegaremos.
Estaba atónito, no podía
creerlo, yo no quería volver a cometer el error de hace 20 años, no
quería irme a la ciudad, quería seguir viviendo en el pueblo, sabía
que la ciudad no era apta para vivir, lo sabía muy bien había
vivido 20 años en ella, y ahora además iba a perder mi casa, la
casa de mis antepasados dentro de unas horas habría que firmar la
venta y aquí estaba yo soñando con que mi madre me da prisa para
irme a la ciudad exactamente igual que hace 20 años, seguro es un
sueño, volví a taparme y cerré los ojos esperando despertar de
verdad.
¡Pero niño no te he
dicho que te levantes!, me increpó quitándome las sábanas, ¡vamos
arriba es tarde!, no podía creerlo de nuevo despierto y seguía
siendo un niño y mi madre estaba ahí gritándome cuando entró mi
padre en la habitación, se sentó en el borde de la cama y me llamó.
¿Qué te pasa? Ayer
estabas muy contento de ir a vivir a la gran ciudad, acaso ya no
quieres ir a un colegio con calefacción, vivir en una casa con
comodidades, estar siempre rodeado de gente, ver mundo, viajar, poder
ir al cine, acaso no recuerdas la ilusión que tenías por todo ello,
no recuerdas.
No sabía que decir, era
mi padre quien me tenía sentado sobre sus rodillas diciéndome algo
que no recordaba, mis recuerdos eran de una mirada triste el día de
la partida
Vamos vístete tu madre
está poniéndose nerviosa no vamos a llegar a coger el tren.
Pero yo no quiero irme,
dije, mi madre se quedó petrificada, la mirada de mi padre se
iluminó.
Tampoco recordaba nada de
eso cuando me fui a la ciudad hacía ahora 20 años, empecé a
sospechar que algo no estaba en su sitio.
Mi madre me acarició la
cara y vi una lágrima que forzaba por alcanzar el exterior, mi padre
miró por la ventana, para ocultar sus ojos llorosos.
No quiero irme, volví a
decir en voz alta, quiero quedarme esta es mi casa, aquí está todo
lo que quiero aquí estáis vosotros y mis amigos aquí quiero vivir
toda mi vida.
No me reconocía yo que
había provocado la decisión de mis padres de ir a la gran ciudad
para que tuviera mejores oportunidades rechazándola, sin duda no
era yo el que hablaba, o seguía soñando.
Empecé a sospechar que
estaba despierto, y que todo lo demás si había sido un sueño, la
casa no tendría que venderla, no había una empresa que la quería
convertir en hotel, nunca había estado en la gran ciudad, ni había
ido a la universidad, ni me había convertido en un ser anónimo que
solo tenía un sueño el conseguir un apartamento en la playa, todo
eso era el sueño y esto realidad, y sabía los que nos iba a pasar
si emprendíamos ese viaje, la calle oscura la soledad de mis padres,
mis temores, la muerte lenta la causa de su identidad perdida, mi
egoísmo, mis éxitos en el trabajo que no eran sino el sacrificio de
mis padres.
Lo sabía todo, sabía lo
que iba a pasar y tenía que evitarlo, de vivir una vida llena de
sorpresas en vez de conocer el futuro, solo debía insistir mis
padres me miraban fijo, no daban crédito a mis palabras,
¿Qué has dicho?, que no
quiero irme que quiero seguir viviendo aquí, con vosotros y siempre,
se abrazaron, me abrazaron, mi padre cogió mi mano la apretó con
fuerza con mas cariño del que nunca antes había notado en sus
escasas caricias, mi madre se arrodilló me besó, su beso era
cálido, muy cálido, y lleno de amor como siempre, pero esta vez fue
distinto, había algo distinto.
Los cogí de la mano y
fuimos hacia la puerta de nuestra casa, ¡nuestra casa! entraba una
luz que me pareció muy cálida,
Que bien se está en casa
¿verdad?, pregunté..