Hace un par de años, o tal vez más, paseando por los
campos de Caspe me encontré un sapo que me preguntó por la
actualidad de esta ciudad de nuestros sufrimientos, tras pasar la
sorpresa de oír hablar al sapo entablé conversación con él y le
conté cosas de nuestro pueblo, ahora no recuerdo la conversación
pero debió ser interesante porque la semana siguiente ahí estaba de
nuevo para interrogarme otra vez.
Pasado un tiempo volví al lugar y no
lo encontré, , ya dándome por vencido vi al animal en un camino,
aplastado por las ruedas de un vehículo, cual si fuera un sello de
correos pegado en el margen superior de un sobre.
Ahí acabó mi relación con el sapo
Esta tarde, sentado en un banco de una
plaza caspolina, he vuelto a tener una experiencia con otro animal,
en este caso una salamandra, se ha adherido a mi pantalón, mi
primera reacción, mejor dicho la de mi contertulio ha sido sacudirla
con un periódico, se ha resistido, no había forma de hacerle
desistir del contacto con la ropa.
Mientras tratábamos de devolverla a su
sitio me ha dicho con tono muy enfadada, ¿pero que pasa en
Caspe?,¿estáis locos o qué?, doble sorpresa por mi parte, primero
la de llevarla encima, segundo de nuevo la fauna caspolina habla y
pregunta.
No he tenido tiempo de decirle nada ni
de preguntar que es lo que quería saber, ha caído del pantalón y
unos niños que estaban jugando al balón no le han dado opción, la
han aplastado de un zapatazo, cogido por el rabo y tirado a una
papelera.
Me hubiera gustado tener una charla más
larga pero no ha sido posible, me rondan sus preguntas, ¿qué pasa
en Caspe?, Y, ¿estáis locos?.
Tampoco tengo muy claro si habría
sabido contestar a sus preguntas, que han sido formuladas con energía
y enfado, y yo me pregunto ¿qué querría decir la salamandra?
1 comentario:
Si los animales hablan y, es más, entienden que en Caspe estamos locos, todavía nos queda esperanza en nuestro pueblo.
Quizá en las listas electorales un día veamos a don sapo y doña salamandra.
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