Unos esconden la cabeza, otros se guardan el ............... |
Ayer no pude resistirme, fue espontáneo
cuando oí al sr presidente del gobierno en el resumen, no tuve valor
para verlo en directo, decía que el sr presidente desvió la
atención del sufrido pueblo con el ya famoso “Fin de la cita”,
hasta twiter se desbordó con una página con esa título.
Aparte los sesudos analistas
tertulianos a miles y otras especies que proliferan tanto en este
país, que han realizado un análisis de lo que dijo, lo que ocultó
lo que no dijo y lo que quiso decir pero no se atrevió, aparte de
ellos, el ciudadano se quedó con la cantinela del “Fin de la cita”
y hoy por bares tabernas y lugares de compra diarios era la frase
estrella.
El sr presidente consiguió el
objetivo, desviar la atención hacia el chascarrillo, y esto me
recuerda en un pleno caspolino, no alejado en el tiempo, cuando la
cosa se estaba poniendo “Tibante”, como se dice en Caspe, salió
por la tangente y dijo algo así, “lo que crispa es el color de las
cortinas”, refiriéndose a las del salón de plenos del
Ayuntamiento.
Esa es la frase que quedó para el
pueblo, la crispación que le producía el color rojo al concejal, y
poca gente recordaba el debate, ni porqué se estaba crispando la
sesión plenaria ni el porqué, el color de las cortinas ganó la
partida, hoy seguramente muchos recuerdan la frase, no creo que el
debate.
Fin de la cita, va a ser la frase del
verano y la vamos a escuchar hasta la saciedad, no si Bárcenas
engañó o dejo de engañar, no si el presidente era consciente de lo
que pasaba, no el debate posterior ni las intervenciones de los
distintos portavoces, en la memoria colectiva quedará el ya famoso
“FIN DE LA CITA”.
Es de suponer que la cosa estaba
preparada, que los asesores que prepararon la comparecencia le
insistieran al presidente en utilizar la frase para desviar la
atención, aunque también es muy probable que fuera él mismo el
inventor de la coletilla, su socarronería y su particular sentido
del humor, muy gallego, es muy probable que hiciera acto de
presencia.
En resumen que el 1º de agosto será
reconocido como el día del Fin de la Cita, y los parlamentarios tan
contentos, con las maletas en la puerta a disfrutar de sus
“merecidas” vacaciones estivales.
No es por nada, pero debe ser muy
agotador eso de ser parlamentario, seis o siete horas sentados sin
otra cosa que hacer que aplaudir o abuchear a la señal, o cuando el
portavoz hace una pausa para provocar el apoyo de sus
correligionarios.
Y colorin colorado: Fin de la cita
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