foto archivo: inauguración plaza de los Reyes, al fondo la estructura de la residencia 21 octubre 1993 |
Hay temas que parece no interesar
demasiado y quedan enquistados, nadie levanta la voz, tal vez porque
todos son culpables o tienen parte en el desaguisado.
Concretamente: “La Residencia”, ahí
está, amueblada, equipada, obras finalizadas, y ahí sigue un año
después sin uso ni expectativas de que algún día pueda llegar a
tener utilidad, cosa por otra parte poco probable.
En 1991 se inició una obra que ha
durado más que la construcción de algunas pirámides de Egipto, son
ya 22 años desde que se anunció el inicio de la construcción de
una residencia impulsada por el Ayuntamiento.
Desde su inicio las cosas no fueron
bien, en octubre de 1993, hacía ya dos años del inicio de las
obras, en la fotografía de la inauguración de la plaza de los
reyes, la reina preguntó al alcalde: “que es ese edificio”,
Mariano Gómez, alcalde en ese momento, le contestó que era la
residencia para la tercera edad y que pronto estaría en uso, en la
foto se aprecia que estaba ya la estructura acabada.
Veinte años después y veintidos desde
que se iniciara, sigue siendo un edificio inútil, sin uso y lo peor,
sin posibilidades de que llegue a tenerlo algún día.
Cinco alcaldes, otros tantos
arquitectos y un buen número de empresas, no han sido capaces de
finalizar y dar uso a ese edificio, y otra cuestión, cuanto ha
costado, ni se sabe, y si se sabe parece que da vergüenza decirlo,
es posible que entre un desaguisado y otro, entre unas reformas y
contra reformas, en indemnizaciones a empresas que no cumplieron pero
hubo que pagarles, la cosa supere los seis millones de euros, y todo
para que ahora no se pueda conseguir la certificación y puesta en
uso.
Parece, o se desprende que hay defectos
insalvables, defectos de construcción que impiden su apertura o
cuando menos sacarla a concurso para ver si hay suerte y alguien
quiere hacerse cargo de semejante bodrio.
En marzo de 2012, fuimos Jesús
Senante, alcalde en funciones en ese momento, y yo mismo a la
consejería de bienestar social, nos entrevistamos con Cristina
Gavín, entonces directora general de dependencia.
Casi una hora de reunión en la que le
contamos como estaba la residencia, a la vez que solicitamos el
conveniar una serie de plazas para hacer viable la apertura, después
de mucho hablar nos dijo que eso no era competencia suya que lo era
del IAS, pero que ella mismo hablaría con el director gerente y en
breve nos convocarían a una nueva reunión, eso si, nos advertía,
la solución no pintaba bien, que no había dinero y se estaban
rescindiendo acuerdos con otras residencias.
Salimos de allí un tanto
apesadumbrados, pero siempre con la ilusión de poder hablar con el
gerente del IAS y tal vez llegar a algún acuerdo.
Pasó el tiempo y nada de nada, es más
a los pocos meses Cristina Gavín fue nombrada directora gerente del
IAS.
Bueno, nos dijimos, ahora nos llamará,
y como mostró interés, cuando no era su competencia, ahora que
puede tomar la decisión tal vez sea posible.
Una vez más, no hubo ni reunión ni
nada parecido, silencio total.
Hacia el verano de 2012, se amuebló y
equipó la residencia, quedó lista para su uso, salas de estar,
gimnasio, comedores, habitaciones, enfermería, cocina, hasta el bar.
En noviembre, ya no era concejal,
presenté mi renuncia en octubre, se realizó una jornada de puertas
abiertas, mucha gente pasó a ver el edificio, a todo el mundo gustó
como había quedado.
Los acontecimientos posteriores
llevaron a un cambio de gobierno municipal, y la residencia de nuevo
a dormir el sueño de los justos, y lo que es peor, un comentario del
concejal de sanidad apuntaba a que había tantos defectos que no se
podía conseguir la certificación para su apertura.
Esta nueva situación deja boquiabierto
a cualquiera, la residencia ha tardado veintidos años en acabarse y
se ha hecho mal, han pasado empresas alcaldes arquitectos y un buen
número de concejales de obras y urbanismo, se ha gastado una
considerable cantidad de recursos económicos y ahora, una vez
finalizada se dice, que tiene defectos insalvables.
A uno, y a otro y a todos se nos queda
cara de “haba”.
El resultado, no tenemos residencia, lo
peor, nunca la tendremos, ahora habría que buscarle otra utilidad,
la que se me ocurre no es publicable.