La plaza Sto Domingo, levaba ayer cinco noches sin luz, y me temo que hoy completaremos la media docena sumidos en la oscuridad, si que es verdad que un letrero luminoso aporta algo de luz a la plaza, penumbras justas para poder festejar sin temor a caerse del banco, además ha llovido, no tiene nada que ver con el tema pero ha llovido, y a tronado y relampagueado, finalmente ha salido el sol al filo de las seis de la tarde.
Y mientras me como una nectarina no puedo dejar de pensar en los trabajadores de las fincas de frutales, deben llevar mala racha, día de lluvia, día sin cobrar, por otra parte los ganaderos extensivos se frotan las manos, hay más pasto del que pueden comer las ovejas, y los cerealistas que están viendo como los granos de cebada y otros cereales se están engordando a tamaño de melones.
todo esto nos lleva a deducir, o mejor recordar, lo que ya decían nuestros abuelos, y hasta nuestros antepasados, "nunca llueve a gusto de todos", ¡qué sabios eran los antiguos, sin internet, ni TV, ni radio, ni periódicos, ya sabían que nunca llueve a gusto de todos.
Y volviendo a la luz de la PZA Sto Domingo, está claro, a los vecinos no les debe gustar, andan hurgando por la puerta hasta encontrar el agujero de la cerradura, sin embargo a los que van a festejar, les encanta, tanta intimidad, bajo la capa vegetal protectora que ofrecen las moreras, la poca o ninguna luz, los bancos, cómodos, el espliego de las hermosas jardineras perfumando el ambiente, el rumor del agua discurriendo por la pendiente de la fuente, solo cuando llueve, unido a la lejana luz del rótulo y una farola de "Las Peñetas", ofrecen un ambiente propicio para, una de las mayores diversiones de la vida en la tierra, de la vida del humano, otra cosa es para los insectos, especialmente para las Mantis.
Y ya con sol, me voy a pasear, son las seis de la tarde, ya es hora de apagar el "chisme".
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