Ayer fui, como cada año, al pregón de
Semana Santa, el cardenal emérito de Barcelona, Ricard Mª Carles
fue el encargado de abrir los actos oficiales de la semana Santa
caspolina.
Es la primera vez que un cardenal
pregona en Caspe, aunque no es la primera vez que el cardenal de
Barcelona nos visita, ya lo hizo con motivo de las Jornadas de Lignum
Crucis el pasado verano.
Como cada año la organización
impecable, la música emotiva y muy bien interpretada por los Conte,
padre e hijo, el desfile preciso y precioso.
Lo normal que se convierte en
excepcional por la buena organización de la coordinadora de
cofradías de Caspe.
Solo un detalle que tal vez pasó
inadvertido, la presencia de la corporación, escasa y deslabazada,
la alcaldesa acompañando al pregonero, un concejal del PAR y otro
del CPC, en un rincón del banco en primera fila y los del PSOE,
tres, al lado contrario, puestos allí como quien pone un jarrón de
flores sin poner demasiado empeño.
No se si fueron invitados, los
concejales, todos, o fueron de motu proprio, si es este el caso, no
deberían haber estado siquiera en primera fila, ninguno, tendrían
que haber compartido con el pueblo el estar en pie, y si fueron
invitados, pues eso, se salían un tanto de la buena organización.
Normalmente se invita al alcalde, en la
mayoría de los casos con la petición de que este haga extensiva la
invitación al resto de la corporación.
Tampoco se si fue así o solo se invitó
a la alcaldesa, caso de ser la invitación también para el resto de
la corporación, quedó muy pobre la presencia, faltaron unos
cuantos, muy mal, cuando se recibe una invitación, y se ejerce un
cargo público se debe asistir, hay que tener en cuenta que se
representa a los ciudadanos, si solo se invitó a la alcaldesa,
entonces la cosa cambia, es ella y nadie más quien debe estar en
lugar destacado, el resto a la grada.
Habrá que tener en cuenta un poco ese
protocolo que parece que no sirve para nada pero que es necesario en
el momento en el que se está representando a toda, o casi toda la
ciudadanía.
Son cosas que no tienen mayor
importancia, a la mayoría les importa “un bledo” este tipo de
normas, y es respetable, otra cosa es los representantes políticos,
ellos si están obligados a cumplir con una serie de normas, aunque
no les guste, que no es cosa solo de mandar, alguna molestia hay que
sufrir, cumplir con las invitaciones es posible que sea una de ellas,
aquí no vale que no cuadre con la agenda propia, y aunque sea fin de
semana, cosas del cargo.
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