Estas son algunas de las consecuencias del fuerte viento que acompaña al fenómeno que ya forma parte de nuestro vocabulario meteorológico, seguramente no serán los únicos árboles que han sucumbido ante la fuerza de las ráfagas de viento, si es verdad que son árboles enfermos, con pocas fuerzas para aguantar los embates de la naturaleza, suele pasar que cuando el tronco está con síntomas de podredumbre cualquier elemento externo con cierta fuerza acaba derribándo, lo malo es que ya no sirve ni para el fuego, hace demasiado humo y calienta poco.
Otros, como los de arriba tratan de sortear la fuerza del viento cediendo antes las ráfagas y aunque no son derribados completamente si quedan tocados de muerte, es cuestión de unos meses, la savia no corre por sus venas y acaban rindiéndose ante la evidencia, tenían demasiadas debilidades
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